Kalanchoe × houghtonii, un híbrido invasor que amenaza con colonizar la nueva colada volcánica en La Palma.
Tras la devastadora erupción volcánica que puso a la isla de La Palma en los telediarios de todo el mundo, parece que la calma ha vuelto a este pequeño rincón del Atlántico.
El nuevo volcán de Cumbre Vieja (2022). Autor: Iván Pérez.

A. Rumex lunaria y Kleinia neriifolia en la falda del volcán Teneguía (2017). B. Liquen Stereocaulon vesuvianum Pers. en la colada del volcán San Juan (2019). C. Aeonium davidbramwelii floreciendo en el malpaís del volcán Teneguía (2017). Autor: Iván Pérez.
Esta planta suculenta parece estar diseñada para conquistar ambientes secos, siendo cada vez más común en las costas de clima mediterráneo. Pero cuál fue nuestra sorpresa al encontrar plántulas de esta invasora creciendo sobre la arena emitida desde el corazón de la isla en los pasados meses. Conocida también como “madre de miles” o “madre de millones”, se encuentra cómoda entre la roca y la arena recién formada y, aunque aún no es tan frecuente en Canarias, cada vez es más sencillo encontrarla fuera de jardines, compitiendo con la flora local.

D. Adultos de K. houghtonii creciendo cerca del mirador de Tajuya, El Paso (2022). E. Propágulos de K. houghtonii creciendo sobre la arena emitida por el volcán (2022). Autor: Iván Pérez.
En este caso se localizaron unos ejemplares adultos a menos de 20 km del cono volcánico, cohabitando con la hierba ratonera (Forsskaolea angustifolia Retz.), un endemismo canario presente en todas las islas. Esto nos tiene que servir de advertencia, ya que en otros archipiélagos de origen volcánico como Hawaii, el género Kalanchoe ha conseguido invadir hasta los lugares más recónditos. La gran producción de propágulos por las hojas, sumado a su metabolismo CAM hace de estas plantas unas auténticas luchadoras por la supervivencia, siendo su erradicación ciertamente complicada ya que un solo individuo puede producir cientos de clones.
Desde el Instituto Botánico de Barcelona enviamos todo nuestro apoyo a la población palmera, en especial a la que ha perdido tanto a causa de este evento natural tan catastrófico como impresionante. Esperemos que en la mayor brevedad posible la naturaleza permita una recuperación económica y ecológica satisfactoria, y que el malpaís creado por el volcán sin nombre no sea hogar de la dañina flora invasora.